Leo con gran alegría la noticia de que el gobierno de EEUU ha prohibido en todo su territorio la investigación médica y científica con chimpancés.
Hace mucho que pienso que estos homínidos (y en general casi todos los homínidos no humanos) son más inteligentes que muchos homínidos humanos con los que comparto mi día a día, en el trabajo, sin ir más lejos. Siempre me ha parecido una auténtica barbaridad, una aberración, lo que se ha llegado a hacer con ellos en nombre de la ciencia, torturas incomprensibles que no se pueden justificar con ningún avance porque, sinceramente, para avanzar así es preferible recular.
Recuerdo un documental en el que se narraba el trabajo ímprobo de una pareja que habían construido, con sus propios medios y algunos donativos, un albergue destinado a chimpancés que hubieron pasado toda su vida en laboratorios, sometidos a todo tipo de experimentos bárbaros. De este modo podían pasar dignamente los últimos días de su vida. Un final digno para una vida de indignidad labrada en sus carnes. Muchos de ellos habían sido mascotas en su niñez y al convertirse en adultos, como suele suceder, fueron donados por sus dueños a laboratorios para que pudieran experimentar con ellos. Los pocos historiales “médicos” que pudieron recabar eran como para poner los pelos de punta: La mayoría eran seropositivos porque les habían inyectado el virus del sida, algunos no tenían dientes ni uñas; Los había con falta de movilidad porque habían jugado con sus sistemas nerviosos y, en definitiva, todo un catálogo de barbaridades, más propias del oscuro medioevo, que les habían producido tremendos traumas de los que poco a poco y con mucho cariño, algunos, parecían ir curándose.
Casi todos los casos, dentro de este documental, estremecían el alma; como el de uno de ellos que conoció finalmente los espacios abiertos y tras rechazar el salir de su jaula finalmente pasó toda la noche al lado del que luego sería su árbol, respirando naturaleza a horcajadas. Pero el que más me conmovió fue el de otro del que consiguieron localizar al que fue propietario, el mismo que lo cedió al laboratorio cuando no pudo hacerse cargo de él. Tras contactar y explicarle lo que había sido de su mascota, accedió a ir a visitarlo y juró que de haber sabido las atrocidades que se iban a cometer no lo hubiera donado a la ciencia (es una buena manera de lavar su conciencia pero a mí no me convence). Era desolador ver al chimpancé reconociendo a su antiguo dueño tras más de veinte años, gimiendo entre el llanto y la alegría... y ver como agarraba su mano con cariño a través de los barrotes de su jaula, como se dejaba acariciar del mismo modo que le gustaba en su niñez, como si nada hubiera pasado, como si aquel hombre no le hubiese abandonado a su suerte en el más oscuro de los agujeros, sin rencor. Yo me preguntaba quién era el animal, quien era superior a quien.
Es por todo ello que me alegra profundamente que se tomen por fin iniciativas como la tomada por el gobierno norteamericano, espero que en breve se debata en el congreso el proyecto Gran simio y se reconozcan los derechos de estos animales porque para aquellos que todavía dudan de que son auto conscientes, de que tienen inteligencia y memoria, ahí va ese vídeo.
10 comentarios:
Me alegro, cuando leo cosas así, se me estremece el alma... yo siempre he dicho que prefiero la compañía de muchos animales, a la falsa compañía de muchas personas. Y esas hipocresías, como el que tenía aquel chimpance que va y lo deja en manosde, y luego viene con la frasecita esa de que no sabía... que no entiende.. que qué pena... y su pobre mascota, seguro oliéndole... oliendo a hogar, a seguridad... qué pena me da todo esto...
A ver si es verdad, y a ver si se traduce en algo concreto.. y se vigila de cerca que no vuelva a ocurrir nada así. A veces, siempre suelo decir que soy demasiado sensible para este mundo... pero es que vivimos en una sociedad emferma, cda día me lo repito mas veces....
Ciñéndome a la noticia en sí y obviando la inmensa hipocresía del gobierno estadounidense, me alegro de que hayan decidido poner fin a las barbaridades a las que sometían a los chimpancés.
La medida, en cualquier caso, si sólo se refiere a chimpancés, me parece insuficiente. No es plan que ahora los investigadores usen otras razas de monos y tiemblo de pensar que puedan emprenderla con gorilas.
Bien, han legislado eso. Ahora espero que vigilen el cumplimiento de la ley y hagan un seguimiento de lo que ocurre en los laboratorios farmacéuticos (industria poderosa donde las haya) y de la integridad de los funcionarios (juas).
Sólo hay algo que me choca en tu escrito, y es la afirmación de que hay torturas que no se justifican con ningún avance. Mira, yo siempre he preferido la compañía de animales a la de humanos y me pone fuera de mí que les hagan sufrir, pero he tenido que ver morir a mi madre de cáncer y si el sufrimiento de las personas que lo padecen se pudiera erradicar cometiendo alguna barbaridad con animales, no creo que el resultado pudiera llamarse involución.
Dicho ésto, estoy contigo, bienvenida sea esa medida. :)
Tras un tema apasionante, Coronel Kurtz. Y es que los límites son demasiado difusos como para asumir tanto antropocentrismo.
La investigación con simios va demoliendo uno a uno todos los argumentos que las definiciones de “ser humano” han ido creado. Y me encanta :) ¿sabías que han conseguido enseñarles el lenguaje de los sordomudos? ¡¡que hablan y se comunican!! Y aún más... en la universidad de Washington, una chimpancé habló con su cuidadora de ¡¡un sueño que había tenido!! Es acojonante.
Un saludo.
Y por qué sólo los homínidos no humanos? Por qué no hacerlo extensivo a todos los animales? Cuándo prohibirán los circos con animales? Y las corridas de toros?
Muchas preguntas
Le dejo un saludo
No te hagas muchas ilusiones, Coronel, seguro que se los llevan a Guantánamo y problema resuelto.
Delirium: Poco a poco se van dando algunos pasos. Por desgracia aún queda demasiado por hacer,
Maribel: Bienvenida. La hipocresía no es potestad única del gobierno norteamericano sino de todos los gobiernos del mundo. Lo cierto es que suena un poco extraño que en un país en el que sigue vigente la pena de muerte en muchos de sus estados, se saque una ley así pero si la sacan lo lógico es alegrarse, aunque, efectivamente, pueda parecer insuficiente.
Yo sí creo que se trata de involución por una razón muy sencilla... son seres auto conscientes que sufren igual que lo haría un ser humano. Así que en lo que a mí respecta es lo mismo.
No Surrender: Completamente de acuerdo contigo y conel asunto del antropocentrismo. Algún día dedicaré un artículo al asunto pero lo que está claro es que son seres inteligentes, que sufren como nosotros.
LaLuz: Está claro que quedan muchas cosas por hacer. Lo de los circos también es terrible. Te cuento que el otro día apareció una noticia de unos tipos que compraban grandes felinos y montaban cacerías ilegales aquí, en España. Los han detenido, por supuesto pero... ¿qué te apuestas a que sólo les cae una pequeña multa?
Sr. Hatter: Esa es otra de las incongruencias de las que hablaba. Hay que alegrarse cuando hacen algo bien, ¡hombre!.
Saludos a todos
Sí, sí, estoy de acuerdo, Coronel. Sólo era una forma escueta e impactante de hacer notar lo preocupante que resulta que un chimpancé tenga más derechos que un preso humano. Aunque ya veremos cómo se aplica en la realidad la normativa, ya que, como dice el sabio refranero: "Del dicho al hecho hay mucho trecho".
Hay noticias que a uno le alegran el d�a porque, desgraciadamente, para los animales, el Holocausto no termina nunca.
Un saludo, coronel
Ay Coronel, que alegría!!!
Ya sabes lo que siento por los animales, y esto, parece una buena noticia, algo de lo que hay que ir tomando ejemplo y ampliándolo después al resto de animales (como dice Luz).
Además me debes haber pillado con la sensibilidad a flor de piel, porque tengo un nudo en la garganta después de leer la historia del chimpancé y del c... de su dueño.
Besos todos!!
De hecho, Hatter, ya he oído algunas noticias que hacen menos buena la noticia. Parece ser que no es más que una enmienda a una ley que ya existía y (para variar) el titular era más impactante que real ya que lo que sucede es que antes los laboratorios podían reclamar la vuelta de los chimpancés retirados en santuarios y ahora ya no. No me explico el titular, en serio. Qué decepción
Carlos: Sigue habiendo, por desgracia, demasiados holocaustos en marcha, no sólo con animales.
Mavi: No te me enternezcas que te veo venir... un beso, preciosa
Publicar un comentario