sábado, 27 de octubre de 2007

Masters Of War





Come you masters of war, you that build all the guns
You that build the death planes, you that build the big bombs
You that hide behind walls, you that hide behind desks
I just want you to know, I can see through your masks

You that never done nothin' but build to destroy
You play with my world like it's your little toy
You put a gun in my hand and you hide from my eyes
And you turn and run farther when the fast bullets fly

(Like Judas of old you lie and deceive
A world war can be won you want me to believe
But I see through your eyes and I see through your brain
Like I see through the water that runs down my drain)

You fasten the triggers for the others to fire
Then you set back and watch when the death count gets higher
You hide in your mansion as young people's blood
Flows out of their bodies and is buried in the mud

(You've thrown the worst fear that can ever be hurled
Fear to bring children into the world
For threatening my baby unborn and unnamed
You ain't worth the blood that runs in your veins)

(How much do I know to talk out of turn
You might say that I'm young you might say I'm unlearned
But there's one thing I know though I'm younger than you
Even Jesus would never forgive what you do)

(Let me ask you one question is your money that good
will it buy you forgiveness do you think that it could
I think you will find when your death takes its toll
All the money you made will never buy back your soul)

And I hope that you die and your death'll come soon
I will follow your casket in the pale afternoon
And I'll watch while you're lowered down to your deathbed
And I'll stand o'er your grave 'til I'm sure that you're dead

Lo que queda entre paréntesis no se escucha en la versión puesta

Bob Dylan, compuso esta canción en el 63 sobre una melodía de la veterana cantante folk Jean Ritchie. El tema tiene su mérito y la letra, aunque plagada de muchos de los tópicos de la época, escupe con rabia verdades como puños a la cara del sistema y contribuyó notablemente a extender, entre los jóvenes norte americanos, el sentimiento anti bélico que el conflicto en Vietnam había comenzado a levantar y que fue poco a poco afianzándose hasta convertirse en determinante en la resolución final del conflicto que no fue otra que la retirada de las tropas de territorio Vietnamita y, consecuentemente, la derrota tras miles y miles de vidas tiradas a la basura. El comienzo del fin del sueño americano.Puso letra a un sentimiento que, según sus propias palabras, flotaba en el aire... como la respuesta, supongo.

Con motivo de la guerra de Irak se produjo un tímido resurgimiento pseudo pacifista , ya olvidado, por cierto, que fue, como no, promovido espontáneamente desde los estamentos más progresistas del mundo de la farándula, en connivencia con algunos estamentos políticos, justo antes de las elecciones legislativas de 2004. Perseguian el noble objetivo de acabar con la guerra pero ganando primero las elecciones, es por ello que decidieron, en un alarde de inteligencia sin precedentes, apoyar y potenciar con sus voces la candidatura de John Kerry (¿qué habrá sido de este tipo?) y denostar sin contemplaciones la de ese demonio postmoderno que es Bush Jr, a la postre vencedor por goleada. Algunos artistas, en un intento de sensibilizar a la población en contra de una guerra que tiene muchas similitudes con la que se libró en Vietnam, realizaron versiones del tema con mejor o peor fortuna. Pero no nos engañemos, hoy son otros tiempos, ya no hay hippies, ya no hay ideales que no sean un cliché... y hasta la rebeldía es un argumento más de venta para estos nuevos estrategas del siglo XXI que son los hacedores de marketing.

Es imposible que las palabras de Dylan, aunque sea a través de los nuevos iconos musicales, no suenen a otra cosa que no sea pólvora mojada, aunque no hayan dejado de ser ciertas. Podrían utilizarse en un anuncio de Coca - Cola, si nos despistamos demasiado. "Al mundo entero quiero dar, un mensaje de amor.... tralalalala, tralalalala"

viernes, 26 de octubre de 2007

Yo tenía una granja en África


He prayeth well who loveth well both man and bird and beast

Un verso del poeta inglés Coleridge como epitafio sobre la tumba de Denys Finch-Hatton (1887-1931), afamado cazador y mujeriego que vivió en los años en donde el sueño de África lo construía el hombre blanco sobre el sufrimiento de millones de seres vivos, fueran personas o animales, a golpe de colonialismo, caza, esclavitud, ansias de fama y aventura romántica. De hecho el epitafio fue elegido por la que fue su amante, a la que tantas veces recitó el poema completo, la misma que decidió enterrarle en las faldas de las colinas del Ngong, cerca de todo lo que amaron, cerca de la granja en la que se amaron hasta la extenuación, esa misma que se hizo mundialmente famosa a través de las palabras de ella, Karen Blixen, mujer amante y apasionada, esplendida escritora, y que introducen la película “Memorias de África”, basada en la novela homónima que escribió con la vista perdida en el paisaje nevado de su helada Dinamarca, que ya no era suya, en un intento de detener su tiempo sobre los días que pasó en la tierra que más amó, que quiso suya, y a la que ya nunca pudo regresar mas que por medio de su recuerdo plasmado en letra. Lo que sucedió en sus días africanos no hace falta narrarlo porque ya lo hizo ella y es de sobra conocido por todos.

Paseo mi mirada por las estanterías de mi despacho, poso mis ojos en los muchos libros que tantas veces me han hecho compañía, que han llenado el profundo saco que es el alma ávida, como lo estaba la de aquellos exploradores de lo ignoto, amantes prestos a acabar con la virginidad de un continente por descubrir, que fueron poco a poco rellenando los espacios vacíos de un mapa, que rebautizaron con nombres propios todos los accidentes que la naturaleza había cincelado en aquellas tierras que pertenecieron a otros antes, mucho antes de que el primer inglés posara su mirada sobre ellas.

Es África (lo son sus memorias, lo es Karen Blixen) la metáfora perfecta para describir la madurez mal digerida del alma humana, que tiene todo a su favor cuando se crea, cuando todavía virgen aterriza en un mundo desconocido y aún amable; que poco a poco, con sinuosa alevosía, va quedando plagada de las cicatrices de la vida de cada cual, desvirgada día a día, colonizada en su mapa, renombrada en su inocencia, profanada por unas circunstancias que la anulan y la tornan contradictoria.

Y miro esos libros y creo que no todo ha sido sufrimiento para ella, que ha sabido también encontrar su alimento, del mismo modo que África, a pesar del expolio indiscriminado, de haber sido testigo de la aberración humana en toda su extensión, territorio teñido de sangre, de fuego y de ignominia, conserva todo el esplendor de unos paisajes que sólo allí se pueden ver, de un aire que sólo allí se puede respirar, de un enorme sol enrojecido poniéndose tras las colinas del Ngong. Lo mismo que África albergó, en otro tiempo ya remoto, la grandeza de un amor como el que Karen Blixen nos relata con palabras llenas de admiración y ternura por todo aquello que quiso suyo y que, pasados los años, a pesar de no saberlo, consiguió. Porque detuvo su momento y lo convirtió en alimento para mi alma en forma de libro que ahora yace en la estantería de mi despacho. Vuela, vuela, pajarito.

I had a farm in Africa at the foot of the Ngong Hills. The Equator runs across these highlands, a hundred miles to the north, and the farm lay at an altitude of over six thousand feet. In the day-time you felt that you had got high up; near to the sun, but the early mornings and evenings were limpid and restful, and the nights were cold.



miércoles, 24 de octubre de 2007

MemEnigma


domingo, 21 de octubre de 2007

Paradojas individuales

“El hombre es social no sólo porque nace en sociedad, sino porque la sociedad estructura su inteligencia, mediante el lenguaje y la cultura, y, además, porque necesita vivir en sociedad para cumplir sus fines privados. La felicidad íntima es un proyecto que sólo puede alcanzarse integrándole en un proyecto mancomunado. Sin embargo la cultura occidental ha descubierto la individualidad, la autonomía, como gran conquista, lo que provoca contradicciones peligrosas en un ser que es inexorablemente social, pero al que la sociedad parece animar a una desvinculación social. Tal vez nos estamos timando a nosotros mismos.” - José Antonio Marina – Aprender a vivir

A veces los pensamientos de otros y los propios confluyen producto de una aparente casualidad. Sucede que, quizás, un montón de ideas desconectadas, de pensamientos que todavía no han encontrado su armario, comienzan a juntarse como por arte de la curiosidad y del azar. A través de las palabras de otros tus propios pensamientos comienzan a tomar la forma que no encontrabas. Por eso es tan necesario comunicarse, para no resultar un simple cascarón mecido por los vientos de la inseguridad individual. Porque no nos llevemos a engaño, la seguridad de aquel que cree ser capaz de conseguir todo por si mismo, no existe, es una impostura que acaba vaciándose tarde o temprano.

Lo digo porque a este extracto que encabeza el artículo, se le ha unido un, a mi entender, magnífico texto de La funámbula en el que enreda con el fino hilo de desencanto la necesidad de comunicarse con los afines, de encontrar puntos comunes, parecidas aficiones, mismas formas de expresarse… necesidad de ser comprendido tal como se es en la intimidad de uno mismo, al fin y al cabo. Porque de resultas de nuestra inevitable individualidad, necesaria para poder acercarse al conocimiento de uno mismo, surge otra necesidad: la de expresar esa individualidad y hacerla comprensible a los demás. De encontrar otras individualidades que encajen sin fricción con la que uno ha ido creando a golpe de cincel, de experiencias, lecturas y avidez de conocimiento, de novedad, de sorpresa.

No creo que se trate exclusivamente, como dice Funámbula, de una cuestión de lucimiento, de compartir y comunicar, que lo son. El hecho que nos acerquemos hasta estos lugares que hemos creado, unos con más mimo que otros, es también producto de una necesidad de aceptación, de ver que nuestras palabras despiertan la curiosidad de almas afines, de que no nos encontramos solos. Por desgracia, en esta sociedad en el que el tiempo transcurre a velocidad insoportable para nuestras limitaciones de humano, se hace necesario crear un espacio propio y que nos esforcemos por hacerlo común, en la medida de nuestras posibilidades. Este medio que es internet, este conducto dentro del medio que son los cuadernos de bitácora, son el paradigma de esa necesidad de expresión que, muchas veces, por temor a la incomprensión y a la herida, no nos atrevemos a encauzar dentro de nuestros habituales ámbitos de desarrollo vital. Y aquí surge una de las paradojas de nuestro tiempo en el que utilizamos una máscara, un mote, un lugar virtual de comunicación para ser nosotros mismos, mientras que en nuestros lugares “reales” de desarrollo, utilizamos máscaras para ocultar quien somos en realidad, que nos mueve y que nos hace ser como somos. Nuestra necesidad de comunicación se extravía entre extraños, que no ajenos.

I've been down and I'm wondering why these little black clouds keep walking around with me, with me

It wastes time and I'd rather be high, think I'll walk me outside and buy a rainbow smile, but be free, they're all free

So maybe tomorrow I'll find my way home
So maybe tomorrow I'll find my way home

I look around at a beautiful life been the upperside of down, been the inside of out, but We breathe, We breathe

I wanna breeze and an open mind, I wanna swim in the ocean, Wanna take my time for me, all me

So maybe tomorrow I'll find my way home
So maybe tomorrow I'll find my way home
So maybe tomorrow I'll find my way home
So maybe tomorrow I'll find my way home
So maybe tomorrow I'll find my way home
So maybe tomorrow I'll find my way home


domingo, 14 de octubre de 2007

El olor de su piel

La displicencia volvió a ocupar el espacio que le fue arrebatado, hace ya algunos meses, el día en que ella se cruzó por vez primera en el camino de mi existencia. Retornó con sigilo y fue colonizando, una vez más, los dominios perdidos. Transformó, casi al instante, su rostro amable, en un páramo de perpetuo desdén.

A partir de aquello, fue poco a poco perdiendo interés, comenzo a cerrar puertas una detrás de otra hasta que hubo en día en el que ya no mostró más condescendencia, siquiera un mínimo interés por el dolor de mi ridículo, más y más evidente según fueron pasando los días desesperados en los que apenas me dejó flanquear el umbral de su indiferencia.

Acostumbrada como estaba a coleccionar fotografías recortadas, en las que siempre faltaba alguien a su lado, de las que fríamente hubo cercenado aquello que ya no le interesó más, la escena ante sus ojos acabó por volverse grotesca, por manida y raída, por mil veces vivida. Conocía hasta la saciedad cada recodo de ese camino, cada paso tortuoso hacía el fin, cada huella marcada de anteriores tránsitos, cada sinsabor que ya no era sinsabor sino otra cosa que nada tenía que ver con el dolor o la desesperación...

…Y nada parecía perturbarle.

Su mirada, vacía de todo menos de ella misma, se clavaba pétrea en la humillación de mi decadencia de rey descabalgado, exiliado a la fuerza a un mundo de desamparo, a un lugar inexistente en el vacío de aquella única foto frente al museo del Prado en la que posábamos sonrientes, desprendidos de pudor, disfrutando de unos días de verano que ella supo siempre que caducarían con la llegada de un nuevo otoño.

Ahora, de todo aquello, sólo queda, para siempre calando mi memoria, una lluvia que golpea persistente sobre el cristal de una habitación sin ella pero impregnada del olor de su piel recién lavada…

...Y uñas de rojo intenso, cicatrizando en mi experiencia, que desfiguraron mi inocencia hasta el gesto descarnado.

…Y una foto recortada dentro de en un álbum desgastado de tanto uso.


sábado, 13 de octubre de 2007

Adrenalina




Cojo el coche y me dirijo a toda velocidad hacia ninguna parte, porque sí, porque hoy me apetece conducir a toda hostia, sin rumbo y con la música a todo volumen. Concentro mi mirada en la carretera y dejo que la música me envuelva, no es música para ir viendo el paisaje, es música para derivar hacía el salvajismo incivilizado de ráfagas de largas tras de mí. Directa al difusor de adrenalina, sin más contemplaciones que el momento de una mano en el volante y otra en el cambio de marchas, de cambios a 7.000 vueltas, de combustible y aceite quemados a más velocidad de la habitual. Ya lo decía un amigo… “A estos coches hay que apretarles de vez en cuando porque de lo contrario se amariconan y acabas escuchando a Sting camino de algún lugar al que no tienes ningunas ganas de ir”.

Yo Only Live Once - The Strokes



sábado, 6 de octubre de 2007

Momentos


A veces siento una angustia que, muy a mi pesar, va poco a poco colonizando cada hueco de mi esperanza. Son momentos en los que parece que nada puede salir bien, en los que piensas que todo este artificio no merece la pena ser luchado; momentos en los que deseas bajar la guardia para siempre y dejarte arrastrar hasta lo más negro de ese pozo sin fondo que es la desesperanza; momentos en que ni siquiera la rabia es alimento.

En otras ocasiones despierto una mañana y todo parece haberse colocado en su sitio, la realidad fluye etérea y acepto con honda serenidad cual es mi lugar en el mundo. Son momentos de clarividencia contemplativa, en los que, consciente de mi nimiedad me siento absolutamente completo; momentos carentes de deseo porque son deseo ellos mismos; momentos en los que mi esencia es esa barca varada a orillas de un lago de aguas tranquilas bajo un atardecer de rojo y nubes, detenido en su avance por un fogonazo del destino.

Fluctúo entre dos extremos pero las más de las veces transito el centro, que lejos de ser el punto de equilibrio, la perfección, es más bien esa suerte de engaño en el que la esperanza y el olvido conviven respetando sus fronteras; Son momentos en los que mi razón se impone al desconsuelo y al optimismo más atroz, a partes iguales; momentos en los que no sé muy bien cual es mi lugar en el mundo pero en los que sé que tengo alguno y que tal vez, alguna mañana al despertar, descubra cual es. Momentos en el que engaño es tan necesario como la verdad cruda, quizás debido a que la verdad es muy cruda y su frontera casi siempre aparece cercana.

Transport, motorways and tramlines, starting and then stopping, taking off and landing, the emptiest of feelings, Disappointed people clinging on to bottles,And when it comes it's so so disappointing

Let down and hanging around, crushed like a bug in the ground, let down and hanging around

Shell smashed, juices flowing, wings twitch, legs are going, don't get sentimental, it always ends up drivel

One day I'm going to grow wings, a chemical reaction, hysterical and useless, hysterical and...

Let down and hanging around, crushed like a bug in the ground, let down and hanging around

Let down again, Let down again, Let down again

You know, you know where you are with, You know where you are with floor collapsing, floating, bouncing back, and one day....

I am going to grow wings, a chemical reaction, hysterical and useless, hysterical and...

Let down and hanging around, crushed like a bug in the ground, let down and hanging around

jueves, 4 de octubre de 2007

Better Together




Hoy escucho a través de mis casquitos a Jack Jonhson, música difícil de clasificar y a la que yo denomino genéricamente de descerebre. Podría recorrer algunas webs, informarme e informarles de cómo otros han clasificado la música que ahora escucho, pero prefiero dejarles, aunque sea poco elaborada, rayando lo naif, mi propia definición: Guitarras acústicas, melodía fácil y buen feeling. Música de buen rollo. En cualquier caso, y por si no han tenido la suerte de conocerle, dejo un par de muestras para que puedan corroborar, si les place.

Antes de todo esto, y para celebrar (o mejor dicho, cerebrar) el día, me he liado un canuto que, a fin de cuentas, es lo que mejor pega con el recién amigo Jack. Y creánme que me arrepiento… me está costando horrores hilvanar frases con mediana coherencia. Hay que sumarle a la ecuación, en este caso, que también vengo de ver el resumen del partido del Madrid y… ¿Qué decir?... si no les gusta el fútbol les tocará un pie y si les gusta, no creo que les haga falta mayor comentario.

En realidad yo deseaba hablar de otros (de algún) temas pero todos los medianamente interesantes, a los que iba dando forma mientras conducía de regreso a casa, han desaparecido por el efecto de la confluencia de las ya, por otro lado, comentadas circunstancias.

Puedo asegurar, en cualquier caso, que escuchar estas canciones bajo los efectos de la marihuana es del todo improductivo pero muy reconfortarte y eso, bien merece hacer participe a todos los congéneres que les apetezca, a pesar del titánico esfuerzo que constituye escribir algo, buscar letras y videos, seleccionar apropiadamente y ordenar todo en un post con algo de sentido… en semejante estado.

Con lo agustito que estaba yo de pasivo.