Les recomiendo el disco en su totalidad.
Al ritmo de un tipo como este, cantando este tema, sólo se me ocurren cosas positivas, es como un exorcista del mal royo. Se me comienza a mover el cuerpo, marcando el compás. Alguien podría llamarlo bailar, pero soy un hombre coherente conmigo mismo y no bailo… yo simplemente, en un alarde de benevolencia, me muevo al compás, y me retrotraigo a un estadio de evolución parecido al de un cavernícola por primera vez ante el fuego. Comienzo a hacer extrañas muecas (al compás) y me siento menos aferrado a la tierra, menos presa de mis tonterías cotidianas y más vencido a las ancestrales.
Ya cada vez me pasa menos y es menos intenso que antes…
Ya cada vez me pasa menos y es menos intenso que antes…
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Hace unos días terminé “Al sur de la frontera, al oeste del sol” de Haruki Murakami, un tipo interesante, me gustó bastante. Una amiga me recomendó comenzar por este por considerarlo mejor que su más famoso “Tokio blues” y como soy tipo manso y de fácil consejo, lo hice. Me sentí bastante reflejado en muchos de sus pasajes; a pesar de ser, la suya y la mía, culturas tan distantes y distintas, resulta que ambos tenemos parecidas comeduras de tarro; imagino que más propias de la opulencia que de la cultura porque cuando tienes que preocuparte por las habichuelas más de la cuenta, no desperdicias pensamiento en cosas superfluas.El caso es que el protagonista atraviesa desde la adolescencia hasta la temprana madurez, y nos va contando episodios de su vida a un ritmo suave, a tempo de jazz, compás de pensamiento pausado y atento, plagado de matices, rico en diálogos aparentemente insustanciales. El retrato de insatisfacción que hace a través de este lacónico personaje es demoledor. A pesar de tener todas las necesidades ampliamente cubiertas, de que su vida transcurre como un río arremansado, sin grandes sobresaltos, se las arregla para vivir en constante estado de ansiedad fruto de su perpetua insatisfacción. Y, muy a mi pesar, según fueron transcurriendo los hechos de su vida los fui haciendo míos, hasta que los tuve calados… en mi reflejo.
En un momento dado el personaje, inmerso en tremenda crisis existencial, se da cuenta de que ya no siente la música como antes, que ya no le penetra como le penetraba antes, hasta el último poro… y es verdad… a mí me pasa lo mismo… no es que no sienta los periodos de embriaguez, es que cada vez son menos frecuentes. Probablemente porque cada vez llevo más carga y me resulta más complicado desprenderme de su totalidad cada poco tiempo. La satisfacción que me producirá no me merece el esfuerzo… hay que joderse.
12 comentarios:
Hoy te tengo que dar la razón a medias, Hooker es uno de mis "bluesman" favoritos, es fantástico y te cala tan hondo que no puedes hacer otra cosa que dejarte llevar por su guitarra. Sin embargo el señor Murakami me decepcionó un poco. Tal vez estaba predispuesta a algo muy especial porque me habían recomendado encarecidamente que le leyera, y allá fui yo con "Tokio blues" y... La verdad, será pecado lo que digo, pero ni fú ni fa. Quiero decir, una novela bien escrita, con tempo interno, cuidada y de personajes definidos, pero no algo que te haga decir "Oh, esto es genial". No sé, me quedé con la sensación de que había leido una de tantas novelas, que te entretienen pero no te dejan huella. Tal vez pruebe con esta que nos presentas, ya te contaré si me animo. Un abrazo Coronel y buen fin de semana (los madrileños empezamos hoy el puente).
Es lo que sucede cuando te recomiendan algo muy encarecidamente... suele acabar decepcionando. Precisamente quien me recomendó a mí me dijo, como ya he dicho, que no empezara por Tokio Blues y simplemente me dijo que era probable que me gustara. Vamos a ver, este tipo no es, por ejemplo, Paul Auster, que te lees un libro y ya estás deseando enganchar el siguiente. Es en mi opinión para tomarlo en pequeñas dosis, demasiado angustioso... tiene además un substrato, que entra sutil, casi imperceptible, que a mí me caló porque me sentí identificado.
Suerte de Puente, difrútalo. Un abrazo
excelente musica :)
Peggy, no esperaba menos de su buen gusto :)
Aqui bailando al ritmo de tu abrazo, guauu.Busque el Rowland, no me sonaba, en Parque de la Avenidas, preguntarçe a mis amigos. Un placer conocerte, nos veremos pronto.
Claro, es el Bar Rojo!!Vale, definitivamente tengo que ir. Ya te contaré como está*
Hooker es bestial, pero Haruki Murakami no le queda lejos... Tengo todos sus libros en mi haber, creo que son 6, cuando le� Tokio, tuve que ir a la casa del libro y pedirlo todo, porque qued� prendada de esa prosa tan intensa, de esos sentimientos tan bien guardados que luego se desatan en tormenta interior y exterior a medida que avanza el libro, y adem�s, me di cuenta, de que su cultura y la nuestra no est�n tan lejos, y que hay un lenguaje universal que es el del coraz�n, que el lo habla de maravilla.
Te recomiendo el �ltimo, es genial. Aunque yo me quedo con Tokio, definitivamente.
UN BESAZO, Y UN PLACER�
Bienvenida, Ninotchka (me gusta tu seudónimo, gran película del genial Lubitsch)... El rowland... a juzgar por el gusto musical que te intuyo no te va a decepcionar, muy al contrario. Tiene ya 30 años el garito y sigue en pie Una de las láminas que preside sus pobladas paredes (la de gimme shelter de los Rollings) es regalo mío, me enorgullece haber dejado algo mío ahí. Cada vez que regreso a Madrid regreso también al Rowland. Debes ir. Efectivamente es el rojo.
Un placer que hayas pasado por aquí, me encanto tu cuaderno.
Bienvenida, Delirium, no sé como sacas tiempo para visitar todos los blogs de los que comentan en tu espacio... debe de ser agotador, aunque me da la impresión que eres bastante activa.
Me gustó el libro, su estilo y esa manera de agobiarse opor trivialidades. De todas formas tenfgo que darle un poco de espacio hasta leer el siguiente, probablemente Tokio blues, por ahí anda reposando.
Abrazos
APOCALYPSE NOW es una de mis películas preferidas, por no decir la más preferida.
Increíble personaje el del coronel Kurtz, al límite, un MARLON BRANDO inmenso, aunque yo prefiero al capitán Willard, su manera de fumar, de cabrearse, todo en él es el colmo de la masculinidad, algo verdaderamente seductor, la mejor interpretación de MARTIN SHEEN.
La frase que has escogido es impresionante, tengo la imagen de ese magnetófono dando vueltas mientras esas palabras grabadas en él son pronunciadas y el silencio del capitán Willard, su mirada al escucharlo atentamente, enganchándose a la historia, a la búsqueda río arriba, quedando prendado, fascinado por esa voz, por esa cadencia, por ese misterio...
Saludos!!!
Bienvenida Aloma. Me imagino que habrás visto la película en v.o. Cambia completamente escuchar la voz de Kurtz a través del magnetófono, suave cadencia, susurro de serpiente, que va convenciendo, poco a poco, a tu admirado Willard, va abduciendole al lado oscuro de la fuerza, que es siempre más interesante. En mi opinión, Willard, no está haciendo otra cosa que recorrer el mismo río que Kurtz recorrió en su día.
Un saludo
Gracias por tus comentarios. Sé que el metro puede ser un lugar ingrato, pero he querido resaltar su humanidad, su fin último de llevarnos y traernos con las penas y los gozos a cuestas.
Un abrazo.
Sr Tambourine man, bienvenido.
Creo que lo has conseguido sobradamente, en serio.
Un abrazo
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