Me resulta inevitable ir asociando los capítulos de mi vida a la música que he ido escuchando en cada época. Muchas de esas canciones yacen entre el polvo y el olvido de algún recóndito pasadizo de mi recuerdo; pero el otro día estuve pensando que quizás sería interesante hacer un esfuerzo y tratar de rescatar aquellas canciones que escuché tantas y tantas veces y que en cada entonces significaron mucho para mí. A veces sucede que por vergüenza o por temor a encontrar partes de nosotros que no nos gustan enviamos al olvido aquello que fuimos y que, al fin y al cabo, son parte indiscutible de nuestra historia y por tanto de nosotros mismos. Estoy seguro que cada canción traerá recuerdos y de eso se trata, de reconstruir mi pequeña historia a través de los hits de mi vida. Un ejercicio de introspección al son de acordes casi olvidados.
Comienzo esta serie con mis primeras canciones, las primeras que reconozco como propias y no heredadas. Canciones que poblaron mi adolescencia difícil (¿Cuál no lo es?) plena de rebeldía y en lucha constante en contra de un mundo que no acababa de comprender muy bien y que sentía que me maltrataba porque no me permitía encajar en ningún lugar. En realidad el mundo poco tenía que ver en todo ello y el que no encajaba era yo porque todavía no era capaz de digerir apropiadamente el significado de cada cosa y que pintaba yo en ese lugar en el que me había tocado vivir; me faltaban demasiados datos y la confusión era la reina de mi vida. Al fin y al cabo yo era un chico de familia bien al que gustaba darse una pátina macarra que no le pegaba nada, así que resultaba difícil poder encajar, ni en mi mundo natural, el circulo de niños pera que habitaban mi colegio y mis vacaciones en la sierra de Madrid; ni en el que pretendía encajarme a golpe de martillo y que me veían como a un tonto a las tres tratando inútilmente de ser lo que no era. Porque aunque yo quisiera comprender los problemas del obrero, del suburbial, aunque quisiera ponerme en la piel de Rosendo, dejarme melenas, vestir de negro con fular pantalones de pitillo y zapatillas stan smith; aunque acudiera a todos los conciertos de rock y heavy metal, a discotecas como “el Canci” o Barrabás, a los parques de Moralataz a beber litronas de Mahou y fumar canutos, era muy complicado que llegara a comprender aquel mundo porque yo jamás sufriría los problemas que aquejaban a aquella gente con la que pretendía relacionarme. Mi capacidad para empatizar siempre ha sido grande pero nunca resultó suficiente, como me daría cuenta años más tarde.
De aquella época me quedan indelebles todos los temas de los míticos Leño, que me siguen pareciendo el mejor grupo de Rock que ha habido en este país. Tuvieron una prolífica carrera que luego Rosendo en solitario se encargó de perpetuar. Una de su mejores canciones, a mi entender, es esta, ¡Qué desilusión! (El rock&roll es un arte, ¡qué desilusión!). Y Asfalto, pioneros de lo que se vino a llamar Rock Urbano, y que compusieron temas como este Días de escuela, una auténtica joya (escuchen el bajo, muy de la escuela de Jack Bruce). Dejo muestra de las dos canciones que rayé de tanto escuchar.
6 comentarios:
Mi querido coronel, la tonta de delirium no tiene ni idea de lo que la cuenta. Le explico. Sí se lo que es asociar una canción a una etapa determinada, a un día, incluso, lo que mas hacemos, a un momento. Pero a mi es que el heavy nunca me gustó demasiado, respetando que a ud le guste, y no puedo opinar sobre el, porque me parece todo muy lo mismo, eso significa por supuesto, que no tengo ni puta idea de heavy, porque se perfectamente, que cada género musical, tiene miles de connotaciones para los que sí entienden... Yo podría hablarle páginas de los Kinks, y de su lider, Ray Davies, que acaba de sacar un disco magnífico a sus casi sesenta años... pero lo demás, cómo que no puedo, no me gusta opinar de algo que no entiendo. Un besazo, espero se cuide, y guarde cómo oro en paño, todos estos recuerdos tan suyos, y tan auténticos que aún con el paso del tiempo, le sacan a ud un post, una lágrima, y un sentido homenaje.
Cuídese¡
En realidad, Delirium, las canciones que acompañan poco tienen que ver con el heavy. Le animo a que las escuche y quizás encuentres en ellas más de los kinks (gran grupo, por cierto) que de iron Maiden, por poner un ejemplo.
Un beso para ti.
A mi Leño no me llegó a gustar nunca, ni Rosendo en solitario. En cambio algunas cosas de Asfalto me gustan bastante (otras me parecen una horterada suprema).
Pero lo que más me gustaba entonces, y sigue gustándome, era el metal foráneo, aunque nunca llegase a identificarme con el fan medio, mimetizando su ropa o su conducta, ni fuese a ningún concierto (no me suelen gustar los tumultos con botellas de litrona volando).
Hombre pues yo algo de "Leño" y Rosendo ya escuché, aunque no era un fan ni heavy, ni mucho menos, y tampoco me ha gustado nunca funar. Litronas por Malasaña sí que cayeron unas cuantas, sí.
Saludos tronco, colega!
En cuanto una se descuida le da usted nueva vida a su cuaderno. Vaya por delante que me gusta, variaciones en busca de nosotros mismos, yo tambi´wn debería de ser más valiente y optar por cambiar pero al final voy a resultar animal de costumbres. En cuanto al rock que nos traes yo que era más bien popera (en mis tiempos, que presumo también los suyos, eramos "los babosos") recuerdo con especial cariño estos días de escuela y aquel Quijote. Tenía amigos que me descubrieron que había otros mundos como Rainbow, Supertramp, Pink Floyd, Scorpions, Deep Purple, etc. Aunque entonces no me gustaban ahora me alegro de haberlos oido y años después las diferencias se desvanecen y también son parte de mi historia sentimental con la música.
Germánico: Me parece extraño que no le gusten Leño. En realidad me parece extraño que no le guste a nadie con gustos diversos en lo que a música se refiere. Pero ya se sabe... el gusto es libre y muchas veces viene cargado de prejuicios. A mí me pasa con determinados tipos como Prince o Mike Olfield, genios según todos y a mí... pues no me llegan.
Sr Hatter: Si no hubieses escuchado a Leño en la época en la que hacías música y moviéndote en el ambiente de locales que te movías hubiese sido "pa matate". Lo que me extraña es que no le dieras a la "trompeta mística", que no veas como rulaba por aquello lugares :)
Querida Funámbula: Anímese e introduzca novedad en su vida virtual. Ya que tan difícil resulta hacerlo en nuestra monotonía "real", aprovechemos el cibermundo para realizar algunas fantasías.
Todos los gruos que comentas forman parte imprescindible del paisaje de mi vida.
Publicar un comentario